Pensamos con la cabeza. O eso creemos. Pero en los últimos años, la ciencia ha revelado un hecho asombroso: nuestro cuerpo lleva dentro un sistema de control autónomo, capaz de procesar información, reaccionar ante estímulos y coordinar funciones sin pasar por el cerebro principal. Está en el abdomen, y se llama sistema nervioso entérico.
Más de 100 millones de neuronas recorren nuestro tracto digestivo, organizadas como si se tratara de una red de sensores y procesadores distribuidos. Regulan la motilidad intestinal, la secreción de enzimas, la dilatación de vasos y la percepción del dolor. Pero, además, se comunican constantemente con el cerebro central a través del nervio vago. La información viaja en ambos sentidos: lo que comemos afecta cómo pensamos… y lo que sentimos cambia cómo digerimos.
Desde la ingeniería, esto es un prodigio. El intestino funciona como un sistema automatizado, con sensores bioquímicos, actuadores musculares, control descentralizado, redundancia y respuesta adaptativa. Es, literalmente, una planta industrial biológica operando 24/7, con su propio sistema operativo.
Y como si eso no fuera suficiente, contamos con otro aliado dentro del mismo sistema: la microbiota intestinal, una comunidad de trillones de bacterias que participan en la producción de neurotransmisores, la regulación inmunológica y hasta en la gestión del estrés. Estas bacterias actúan como co-ingenieras simbióticas, ajustando procesos según lo que comemos, cómo dormimos o qué tan estresados estamos.
Decir que tenemos “mariposas en el estómago” o que algo “nos cayó mal” no es solo una metáfora emocional. Es un reflejo real de un sistema altamente complejo que toma decisiones, regula emociones y condiciona conductas sin pedir permiso a nuestra corteza cerebral. Así que cuando digas “lo sentí en el estómago” puede que esa acción no la hayas decidido tú sino tu segundo cerebro.
Y recordemos que: “El intestino es como un segundo cerebro. Tiene más neuronas que la médula espinal y puede operar de forma autónoma.” — Michael Gershon
El Ingeniero Regio
Dr. José Rubén Morones Ramírez
- Profesor e Investigador
- Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología (CIByN)
- Facultad de Ciencias Químicas
- Universidad Autónoma de Nuevo León.
Te puede interesar: ¿Cómo vuelan los aviones? – Identidad NL