La fase final del fútbol mexicano podría traer de regreso uno de los choques más intensos y pasionales del país: un nuevo Clásico Regiomontano en la Liguilla. Con Tigres y Rayados instalados entre los mejores del torneo, el destino parece estar acomodando las piezas para que los eternos rivales del norte se crucen nuevamente en busca de la gloria.
Ambos equipos han tenido caminos distintos durante el torneo, pero comparten un mismo objetivo: pelear por el título. El Monterrey ha mostrado un fútbol sólido bajo el mando de su cuerpo técnico, con jugadores clave como Sergio Canales y Germán Berterame marcando diferencia en el ataque. Por su parte, Tigres ha tenido altibajos, pero cuenta con la experiencia de hombres como André-Pierre Gignac, Nahuel Guzmán y Juan Brunetta, acostumbrados a los duelos de alta tensión.
Los enfrentamientos entre Tigres y Rayados en Liguilla no son nuevos, pero cada uno deja una marca imborrable. El más recordado, sin duda, es la final del Apertura 2017, cuando Tigres levantó el trofeo en el Estadio BBVA ante su más odiado rival. Aquel episodio marcó una era dorada para los felinos y dejó una herida abierta en la afición albiazul, que aún sueña con una revancha.
Desde entonces, se han visto las caras en otras instancias de eliminación directa, cada una con su propia historia de tensión, orgullo y drama. Los Clásicos Regios en Liguilla son distintos: el ambiente cambia, la ciudad se paraliza, y cada jugada pesa el doble. No hay punto medio; se gana o se sufre.
A falta de una jornada por disputarse, tanto Monterrey como Tigres se mantienen dentro de los primeros lugares, aunque los resultados finales definirán el cruce. Si la combinación de posiciones se da, podrían encontrarse en cuartos de final o semifinales, dependiendo de su ubicación final en la tabla general.
Un eventual enfrentamiento encendería de nuevo las calles de Monterrey, donde el fútbol es más que un deporte: es identidad, orgullo y rivalidad pura. Los restaurantes, las oficinas y las redes sociales se convertirían en trincheras, y cada hincha defendería sus colores con el corazón en la mano.
Texto: Juan Balboa


