El fin de año se encuentra lleno de posadas y festividades, pero también de conclusión de proyectos y liberación de cargas de trabajo, en el Laboratorio Cultural Ciudadano de Nuevo León (LABNL), el cierre de 2025 estuvo marcado por una presentación de comunidades, incluida Sierragrafía, una comunidad que ha encontrado en la Sierra Madre Oriental un punto de encuentro entre arte, geología e identidad colectiva.
Durante este encuentro, el Cerro del Topo Chico fue protagonista para Sierrgrafía, no sólo como figura geografía o paisajistica, sino como archivo vivo de procesos naturales, conflictos sociales y memorias compartidas. Hablar del Topo Chico es hablar de un anticlinal de rocas sedimentarias mesozoicas, pero también de un cerro manchado por la expansión urbana, el aprovechamiento de los georrecursos y las tensiones permanentes entre desarrollo y conservación.
Ubicado al noroeste del Área Metropolitana de Monterrey, entre Escobedo, San Nicolás y Monterrey, el Topo Chico se eleva 1,178 metros sobre el nivel del mar y se extiende a lo largo de más de siete kilómetros. En sus laderas afloran calizas, lutitas, margas y antiguos depósitos evaporíticos, donde además es posible encontrar matorral submontano, cactáceas y agaváceas sosteniendo la biodiversidad. Esa riqueza natural, sin embargo, ha sido históricamente puesta en riesgo, desde las pedreras que detonaron protestas vecinales en los años setenta, hasta los recientes deslaves provocados por eventos extremos como el huracán Alberto, o las amenazas actuales de megaproyectos inmobiliarios.
Un análisis a fondo
Además de abordar el cerro desde los aspectos técnicos y geológicos, se optó por mostrar características históricas, identitarias y culturales que conecten al público no especializado con el cerro del Topo Chico.
Este cierre de año estuvo acompañado además de la publicación del artículo “Comunidad Sierragrafía: Cartografía artística y participación ciudadana en la Sierra Madre Oriental” en la revista Enseñanza y Comunicación de las Geociencias. Firmado por Yadira Zulema Antonio-Durán, Luis Alberto Robledo-Solano, María Isabel Araujo-Alvarado, Juan Daniel Reyes-Ayala, Uriel Sánchez y Dayra Parra, el texto sistematiza la experiencia del proyecto y plantea la cartografía artística y digital como una herramienta efectiva de divulgación geocientífica y apropiación social del paisaje.
Cerrar el año en el LABNL con esta conversación fue una afirmación clara de que el conocimiento también se puede construir colectivamente, que la sierra no es sólo fondo del paisaje urbano y que el arte puede ser un lenguaje poderoso para volver a mirar lo que creemos conocer.
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