El fracaso del ManU en la EFL Cup contra un equipo de la cuarta división de Inglaterra, me hizo recordar a la gran convivencia de todas las divisiones del fútbol mexicano y las grandes tardes que nos entregaban un día al volver del trabajo entre semana.
Esta semana los “Red Devils” de Ruben Amorim llegaron al Blundell Park para disputar la segunda ronda de dicha copa inglés. Un partido de trámite contra el Grimsby Town de la League Two, donde todo era felicidad, al menos hasta que inició el partido.
Con los errores garrafales que caracterizan a los jugadores del “ManU” desde hace meses, el equipo local se puso encima 2-0 en cuestión de 30 minutos. Nadie, probablemente a excepción de los jugadores anfitriones con su convencimiento de grandeza, lo podía creer.
Los de Manchester, contra las cuerdas, respondieron igualando el marcador en cuestión de 15 minutos antes de finalizar el encuentro. Con esto, se fueron a tanda de penales donde la catástrofe se amplió, 12-11 culminó el encuentro, obvio a favor del equipo que siempre estuvo en la cancha con mentalidad de ganar: El Grimsby Town.
El formato de la Copa, diferente a la Liga, en un país nos da estas importantes experiencias y emociones. Equipos como el United, que su plantilla ronda poco más de los 800 millones de euros, fue derrotado por un equipo que aspira a poco o nada en el año futbolístico y que su plantilla apenas alcanza una valuación de 3.6 millones de euros.
Y esto está en todos los países, en España, Inglaterra y Alemania, donde recientemente el Arminia Bielefeld de tercera división también hizo historia por instalarse en la final de la Copa local al vencer a cuatro rivales de primera.
Esto ocurre incluso en Brasil y Argentina, ocurre en todos lados, menos en México.
Su desaparición
Al igual que el ascenso y descenso, la Copa Mx desapareció junto a la pandemia en el fútbol mexicano. Su última edición fue en el 2020 y fue lograda por los Rayados del “Turco” Mohamed, un año después de su campeonato de Liga Mx en el 2019.
Siempre tendré en añoranza este torneo al nivel del ascenso. Una Copa en la que el equipo no hacía el esfuerzo de instalarse en otros países (como ahora en la Leagues Cup), te exigía por la continuidad de partidos uno cada semana entre semana, y los entrenadores podían, sin ningún problema, dosificar a su equipo mezclando a estrellas y jóvenes promesas.
La calidad te la entregaban los equipos de segunda división ante la indiferencia de los equipos que buscaban un lugar en liguilla de primera.
Si no, recordemos los recientes descalabros de Chivas. En 2017 perdió en Cuartos de Final contra el Atlante (que poco equipo no es), o también en octavos de final en el 2020 contra los Dorados de Sinaloa.
Incluso aquellas derrotas de Tigres contra el Zacatepec, porque en medio de su soberbia, justificada con una gran cantidad de palmarés, Ricardo Ferretti nunca bajó este certamen de un “torneo molero”.
Aquellas tardes de sorpresas, o incluso burlas contra equipos que se jactan de “grandes” y no podían contra un rival de divisiones inferiores, me hacen añorar la Copa Mx.
Ahora, con el descalabro del Manchester United, la nostalgia me golpeó aún más.