El biohacking, la práctica de optimizar el cuerpo y la mente mediante ciencia, tecnología y hábitos, está dejando de ser un tema de ciencia ficción para convertirse en una discusión global, y México comienza a entrar en la conversación.
Norberto Maldonado, especialista en tecnología, señala que hackear la biología humana implica desde cambios sencillos en alimentación, sueño y ejercicio, hasta intervenciones avanzadas como terapias genéticas y nanobots.
Recientemente, una filtración durante un desfile militar en Pekín mostró que líderes mundiales como Vladimir Putin y Xi Jinping conversaban sobre biotecnología y longevidad, destacando la relevancia política y económica de vivir más tiempo y en mejores condiciones.
El biohacking ya es una industria con exponentes como Bryan Johnson (Project Blueprint) y Dave Asprey, quienes combinan suplementos, terapias regenerativas y tecnología avanzada para intentar revertir la edad biológica.
Maldonado enfatiza que el reto para México es posicionarse en esta área mediante inversión, innovación y formación de talento. “Mientras en China se destinan miles de millones para liderar la longevidad y en Rusia se financian terapias regenerativas como apuesta de poder, en México la discusión apenas inicia”, explicó.
El especialista advierte que el biohacking plantea debates sobre políticas de salud pública, propiedad de datos biomédicos e investigación científica, y que lo que hoy parece extravagancia podría ser rutina cotidiana hacia 2030.
Finalmente, Maldonado invita a la academia, iniciativa privada e instituciones de gobierno a abrir el debate sobre cómo esta disciplina puede transformar la salud, la economía y la educación en el país, preguntando: “¿Aceptaremos envejecer o aprovecharemos la tecnología para reescribir nuestro destino?”