En los últimos años hemos escuchado mucho sobre sustentabilidad, economía circular y procesos verdes. Sin embargo, detrás de esos conceptos abstractos hay tecnologías muy concretas que los hacen posibles. La ingeniería, como disciplina aplicada, ha sido capaz de transformar problemas en soluciones, y hoy existen innovaciones que marcan la diferencia en la forma en que producimos energía, usamos recursos y reducimos nuestro impacto ambiental.
El sol embotellado
La energía solar es uno de los ejemplos más claros. Gracias a la ingeniería de materiales, hoy podemos transformar fotones en electricidad con celdas cada vez más eficientes y baratas. Lo más impresionante es que ya no solo se trata de paneles en los techos: plantas solares de concentración pueden acumular calor y producir energía incluso de noche. El sol, literalmente, se embotella para usarlo cuando más lo necesitamos.
El agua que regresa
México y muchos otros países enfrentan una crisis de agua. Tecnologías como la ósmosis inversa, los biorreactores de membrana y la electrodiálisis permiten potabilizar, reciclar y reutilizar el agua en ciudades e industrias. Plantas modernas logran recuperar hasta el 80% del recurso, cerrando el ciclo y demostrando que la escasez también puede enfrentarse con ingeniería.
Plásticos que nacen y mueren de forma natural
La revolución de los bioplásticos es otro ejemplo notable. A partir de residuos agroindustriales, bacterias o microalgas, se pueden producir biopolímeros biodegradables capaces de sustituir parte del plástico tradicional. Lo fascinante es que detrás de una película delgada de recubrimiento o de un empaque compostable hay procesos biotecnológicos complejos, pero invisibles para el consumidor.
Respirar CO₂ y devolver productos
La captura y aprovechamiento de dióxido de carbono es quizá la más simbólica de estas tecnologías: transformar un contaminante en un recurso. Con microalgas cultivadas en emisiones industriales se pueden producir carotenoides, fertilizantes o incluso biocombustibles. El ciclo se cierra, y lo que antes era humo se convierte en materia prima para nuevos procesos.
La ingeniería no solo construye puentes o fábricas; también diseña puentes hacia un futuro sostenible. Estas tecnologías nos recuerdan que la sustentabilidad no es un ideal abstracto, sino un resultado tangible del ingenio humano aplicado a los problemas reales de nuestro tiempo.
Y recordemos que: “La naturaleza no produce basura: todo se reintegra en el ciclo. La ingeniería verde debe aspirar a lo mismo.” — Janine Benyus
El Ingeniero Regio
Dr. José Rubén Morones Ramírez
- Profesor e Investigador
- Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología (CIByN)
- Facultad de Ciencias Químicas
- Universidad Autónoma de Nuevo León.
Te puede interesar: La ingeniería del café: ciencia en cada taza – Identidad NL