Una explosión solar muy intensa, clasificada como X5.2, fue la responsable de las auroras boreales que se pudieron ver en México, algo poco común por la ubicación del país. Experto del Laboratorio Nacional de Clima Espacial de la UANL explican que el Sol está en una etapa de mucha actividad, por eso estos fenómenos se están volviendo más frecuentes.
La reciente tormenta geomagnética que permitió observar auroras boreales en distintas regiones del país —un fenómeno excepcional por la latitud de México— abrió la conversación sobre la intensa actividad solar registrada en los últimos meses.
Para comprender su origen y alcance, el Dr. Carlos Alberto Guerrero Peña, especialista del Laboratorio Nacional de Clima Espacial que se encuentra en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) de la Universidad Autónoma de Nuevo León, explicó las causas y efectos de estos eventos.
El investigador, quien es Nivel 2 del Sistema Nacional de Investigadores (SNII), detalló que la tormenta fue provocada por una fulguración solar acompañada de una eyección de masa coronal clasificada como tipo X5.2, una de las más intensas dentro de la escala utilizada para medir estos fenómenos.
“Las fulguraciones tipo X son extremadamente energéticas. Cuando se dirigen hacia la Tierra, pueden producir auroras incluso en latitudes donde normalmente no se observan”.
El especialista recordó que el Sol atraviesa ciclos de actividad de alrededor de 11 años. Actualmente se encuentra en el ciclo solar 25, cuyo máximo se espera entre 2025 y 2026, por lo que es posible que se repitan eventos similares. La gran cantidad de manchas solares registradas en los últimos meses confirma este aumento de actividad.
“Las auroras boreales, visibles comúnmente solo en los polos, se pudieron observar en México debido a la intensidad inusual de las partículas cargadas que chocaron con el campo magnético terrestre.
“Para que las auroras se vean en latitudes tan bajas, las partículas tienen que ser extremadamente energéticas”, señaló el investigador.
Tormenta solar: sin afectaciones ni riesgos para la población
Sobre los posibles efectos adversos, el Guerrero Peña indicó que estos fenómenos pueden impactar telecomunicaciones y satélites, aunque en el caso de México no se registraron afectaciones. En otras regiones del mundo, como ciertas zonas de África, sí se reportaron interrupciones temporales.
Aunque los memes y mensajes alarmistas han circulado en redes, el especialista aclaró que no existe riesgo de radiación directa para la población, por lo que los fenómenos recientes pueden apreciarse sin preocupación.
El estudio de clima interplanetario
Además del espectáculo visual, estas tormentas representan una oportunidad para la comunidad científica.
Los investigadores utilizan estos eventos como “laboratorios naturales” para estudiar el clima espacial, la modulación de rayos cósmicos y la dinámica magnética del Sol.
“En el LANCE, equipos especializados y herramientas de inteligencia artificial permiten analizar la evolución de las manchas solares y desarrollar modelos que podrían anticipar futuras fulguraciones”.
Cuando ocurre un evento de esta magnitud, se abre una ventana extraordinaria para estudiar el ambiente interplanetario, destacó el académico, quien señaló que el laboratorio mantiene investigaciones activas y colaboraciones internacionales, como un reciente artículo aceptado sobre la tormenta solar de mayo de 2024.
Mientras el Sol avanza hacia su máximo de actividad, la comunidad científica se mantiene atenta. Y aunque la tormenta geomagnética ya terminó, su paso dejó no solo postales inéditas en el cielo mexicano, sino también valiosa información para entender mejor el comportamiento del astro rey.





