Quizá algunos pensemos que el agua es un recurso elemental sin mayor complejidad, hasta que descubrimos los sorprendentes procesos detrás de cada gota. A nivel mundial, gigantes como Veolia y Suez suministran agua a más de 160 millones de personas, un número mayor que la población total de México.
Sus plantas emplean técnicas como oxidación avanzada y filtros biológicos para garantizar que el líquido vital llegue en condiciones óptimas a nuestros hogares e industrias diversas.
En Nuevo León, Agua y Drenaje de Monterrey opera la planta de tratamiento “Dulces Nombres” en Apodaca, con una capacidad aproximada de 5,000 litros por segundo.
Para dimensionar este dato, equivale a unos 432 millones de litros al día, suficientes para llenar alrededor de 172 millones de botellas de 2.5 litros. A través de procesos de clarificación, aireación y desinfección, esta instalación logra reducir la Demanda Bioquímica de Oxígeno en más de un 90%, preservando la calidad de ríos y arroyos locales.
Lo que aparentemente es sencillo —abrir el grifo y ver correr el agua— implica un entramado de reacciones químicas y biológicas a gran escala. Desde separar sólidos en suspensión hasta eliminar bacterias, cada etapa se basa en cálculos y controles minuciosos.
La próxima vez que bebas un vaso de agua, recuerda la complejidad que hay detrás: un recorrido lleno de ciencia e ingeniería que nos permite disfrutar de un recurso vital, día tras día.
El Ingeniero Regio
Dr. José Rubén Morones Ramírez: Profesor e Investigador, Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología (CIByN), Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León.