Los trastornos más comunes que presenta un paciente con hipotiroidismo pueden ser detectados a tiempo en personas jóvenes, ya que los síntomas van desde un pensamiento que se vuelve lento, así como el habla y la marcha, hasta el aumento de peso y poca tolerancia al calor.
Pero en las personas adultas mayores de 60 años, estos síntomas son confundidos con malestares propios de la edad, suelen considerarse “achaques de la edad” o que “ya dio el viejazo” en la consulta médica.
Así lo declara el Dr. Ricardo Salinas Martínez, Director del Centro Regional para el Estudio del Adulto Mayor del Hospital Universitario “José Eleuterio González”, en entrevista para Indentidadnl.com.
Envejecimiento y tiroides
El Jefe de Geriatría del HU explica que el fenómeno del envejecimiento es el resultado de una disminución de la reserva fisiológica del organismo.
De tal forma, que los adultos mayores de 60 años pueden sufrir cambios físicos como es la condición de fragilidad, que se asocia a problema tiroideo: se siente cansado, fatigado y tiene pérdida de peso.
“Piense en un adulto mayor que asiste a la consulta habitual. Le toman la presión, la glucosa en sangre y le dicen que todo está bien. Pero no se dieron cuenta que la persona no los veía bien, no escuchaba bien, no los entendía bien, no recuerda lo que le acaban de decir, se siente triste, tiene dificultad para ponerse de pie, y camina apoyado de un bastón que alguien le regaló, pero no lo instruyó de cómo usarlo.
“Además es una persona que se dirige al baño y casi no llega, y sale con su ropa algo húmeda. Esta imagen que le acabo de presentar es el fracaso en la atención de la persona mayor”, ejemplificó el experto.
Enfatizó en que es muy común que este fenómeno pase en la consulta, donde no notan todos estos cambios que van desde los órganos, los sentidos, la memoria, el juicio, el razonamiento, el ánimo, el patrón de sueño, de la discapacidad física, los dolores crónicos y la capacidad de evacuar y orinar a voluntad y sin problemas.
Detección oportuna
“Nuestra obligación en geriatría es evitar que la persona caiga en fragilidad, debemos tratar de mantener un bienestar y funcionalidad hasta la expectativa de vida más alta, los 120 años de edad si usted quiere.
“De ahí que es importante hacer el diagnóstico temprano, acudir a consulta de geriatría y hacer una buena narración de sus molestias físicas, permitir examen físico y las pruebas deben incluir la función tiroidea”, explicó.
Salinas Martínez aconseja a este sector de la población a realizarse un tamizaje o detección temprana de problemas de la tiroides, solicitar un perfil tiroideo.
“Deben revisarse el nivel de TSH (hormona estimulante de la tiroides) que es la señal que el cerebro está pidiendo que se produzca más hormona tiroidea cuando encuentra que los niveles no son los adecuados.
“En el Servicio de Geriatría del Centro Regional para el Adulto Mayor, hacemos pruebas cuando se tiene la sospecha de que hay una alteración de la glándula tiroides, pero en sus síntomas tenemos que prestar atención, porque si no el paciente puede ir evolucionando con mayor deterioro”, insistió.
A este centro de especialización acuden personas a partir de los 55 años de edad para conocer el impacto de su envejecimiento.
Se puede revisar su desempeño mental, emocional y físico; y así es posible determinar si la persona está en riesgo de un deterioro cognitivo (demencia), de síntomas depresivos (depresión), o de una discapacidad física y necesita de algún equipo de asistencia.
“La población mayor es muy heterogénea, gente que es muy activa y otros que han tenido deterioro asociado a enfermedades crónicas, a un mal cuidado de la salud y mal estilo de vida.
Nuestra obligación en una persona que alcanza esta tercera edad es asegurarnos que no exista alteración del perfil tiroideo y si lo hay, seguir la evolución para determinar en qué momento es conveniente que el paciente reciba hormonas tiroideas de suplemento, para evitar el desarrollo o de un hipotiroidismo clínico o un coma mixedematoso -la peor de las enfermedades- o un de un síndrome de fragilidad”, continuó.
Tiroides y enfermedades crónicas
En México, del 7 al 14 por ciento de la población mayor de 60 años de edad tiene algún trastorno de tiroides, en particular la tiroiditis de Hashimoto, que tiende a presentarse de manera muy leve, el paciente no lo percibe tanto como para ir a consulta, pero sí termina destruyendo la glándula tiroides y eso sí lo percibimos en varias situaciones clínicas.
El Dr. Ricardo Salinas enumeró las enfermedades que son más recurrentes en este sector de población: primeros las enfermedades crónico-degenerativas que acompañan a la edad adulta (hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia), posibles complicaciones a ellas (falla renal, anemia, falla cardiaca, enfermedad vascular-cerebral) y los síndromes geriátricos (demencia, depresión, sarcopenia y discapacidad física, fragilidad, caídas, incontinencia y úlceras por presión).