Paul McCartney logró crear una sinfonía total en el estadio Monterrey para que los regios respondieran con euforia ante la primera presentación del músico inglés en la ciudad.
Las primeras notas de “A Hard Day’s Night” transportaron al público a la década de los 60’s, ajena para muchos, sin embargo, demostrando que no necesitas de experiencia propia para sentir la energía de aquellos años, momento en que Paul junto a John, George y Ringo revolucionaron la música por completo.
Durante el concierto se le vio a McCartney como a su banda muy en sintonía con los fanáticos, con su alegre y juguetona manera de ser se dirigió a los asistentes en español, y en este intercambio, contextualizó diferentes frases a la idiosincrasia regia, generando un ambiente familiar como si estuviéramos hablando con el de a un lado. Paul se dirigió al público así: “Qué hubo raza”, y nos llamó al público “chingón”.
En su repertorio dio espacio para recordar a sus excompañeros fallecidos, John Lennon y George Harrison, dedicándoles una canción a cada uno, “Here Today” y “Something” respectivamente, acompañándolas con una serie de imágenes que hicieron tributo a la increíble sinergia que existía entre los músicos, pero más aún un homenaje a la amistad inmortalizada pese al cruel tiempo.
La lluvia no quería perderse el espectáculo e hizo también su aparición a la mitad del show. El chubasco remite al drama, a la nostalgia, a la vida, el cielo lloró de felicidad ante la majestuosidad de Sir Paul McCartney y su banda.
Llegando al final de la velada, McCartney alzó la bandera de México como muestra de gratitud por la gran hospitalidad manifestada por las y los regios que cantaron y bailaron todas las canciones.
El artista cumplió el sueño de miles de espectadores cerrando con las tres canciones que marcan el final del último álbum grabado por la banda antes de su ruptura: Abbey Road. Golden Slumbers, Carry That Weight y The End (irónicamente) se unen una con la otra para orquestar la grandeza de su legado, asimismo, la última canción concluye con un mensaje lleno de gracia para los fans pero en especial es un diálogo entre los FourFab, “And in the end, the love you take is equal to the love you make”, traducido: Y al final, el amor que tomas es igual al amor que haces. Increíble. La nostalgia y el amor fueron el puente para comunicar las palabras que concluyeron con la grandiosa banda.
Acabando el concierto con lo que sería un destello de esperanza de un regreso a la ciudad de las montañas, cierra el concierto con un simple “Hasta la próxima”.
Texto: Jimena Lizbeth Villarreal Mendoza