De forma muy discreta y en medio de una crisis considerable de Tigres, Robert Dante Siboldi tomó las riendas de un complicado banquillo felino. Tuvo un gran arranque sin “quebrarse la cabeza” al momento de poner su planteamiento, aunque después causó dudas.
Poco más de tres días fueron los que Siboldi tuvo disponibles para presentarse, presentar su cuerpo técnico y tratar de regresarle las bases al plantel.
Si bien su debut en el banquillo auriazul fue contra un débil Motagua, mostró lo que tenía que mostrar: ganó, goleó y gustó contra los hondureños en casa y con su gente. Otro resultado, hubiera sido realmente escandaloso.
Tres días después, con Querétaro, que no es ninguna clase de parámetro, batalló mucho para sacar el empate con unos Gallos inspirados en casa. Los que no parecían inspirados fueron los jugadores.
Pese a los resultados, que no fueron del todo negativos, resalto algo: Él sí tomó en cuenta que no tenía tiempo para experimentar planteamientos, cambiar posiciones o innovar en un club que tiene un estilo muy arraigado por la histórica permanencia de sus jugadores.
Fernando Gorriarán le funcionó más como centrocampista fijo sin responsabilidades de rotación; entendió que Pizarro es mejor en labores defensivas que yendo al ataque; le dio la confianza que “Chuy” Garza necesitaba e hizo las rotaciones sensatas cuando se tenían que hacer.
Ojo con esto de las rotaciones…
Siboldi terminó con el “fútbol de mesa”
El fútbol de mesa, “futbolito” o “futbolín”, como le dicen en Argentina, es algo que se utiliza en ciertos lugares como recreación para quienes les gusta el fútbol y de cierta forma el “pinball”.
Sí, ya sé que saben, pero ¿por qué trato de comparar una mesa toda “chafa” con el Tigres de Marco Antonio Ruiz, mismo que se encontró Siboldi al llegar? Porque los jugadores estaban estáticos, para nada se movían, en su posición, sin opción, semana tras semana.
Pizarro jugaba todo el partido pese a su mal rendimiento, solo por ser el capitán. Rafael Carioca parecía ser titular más por la presión de la afición. Con Gignac, el mismo caso de Guido, y así algunos casos más.
Siboldi dejó de lado el peso de jerarquías y no trató de meter a todo su arsenal junto. Le dio tiempo a Pizarro y lo cambió luego por Carioca que inició en la banca. También sacó a Gignac para darle espacio a Nicolás Ibáñez, quien metió gol. Gorriarán en su posición y no se sintió obligado de meter a Diego Laínez, quien hasta el momento no ha hecho nada.
De primera, se mostró determinación del entrenador, algo que parecía no tener el “Chima” durante su corta gestión. Es algo que se le aplaude a Siboldi, aunque es algo que lo ha hecho salirse peleado con algunos jugadores, como en Santos. Aunque si les soy sincero, prefiero eso.
Los jugadores causan mucha duda
En cuanto a los jugadores de Tigres la verdad queda a deber mucho, porque realmente se vieron muuuuy distintos con el uruguayo que con el mexicano. Espero no le hayan “tendido la camita” a Ruiz.
Quiero creer que de cierta forma fueron profesionales, aunque el menos disimulado fue Guido Pizarro, quien recuperaba todos los balones ante el Motagua cuando antes le costaba trotar en la cancha.
Aunque el rendimiento del jueves desapareció totalmente durante el domingo, parece como si Tigres le diera prioridad a la “Concacachampions”. Y cuando me refiero a “Tigres”, me refiero a los jugadores, porque parece que hacen lo que les plazca.
Por el bien de la ciudad, de sus rivales directos y especialmente de su afición, ojalá que Tigres regrese a ese nivel competitivo que en algún momento tuvo.
Y con los mejores deseos para Siboldi, espero tenga unos grandes dos meses con el club, que tiene cartel para conseguirlo.
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