La reciente tormenta tropical Alberto (Beto), que estuvo de gira por Nuevo León, me recordó a la escena de la película Parasite, dirigida Bong Joon-ho, donde el Sr. Kim (chofer) transporta a la Sra. Park, después del paso de una tormenta la noche anterior, mientras ella menciona por teléfono que esa lluvia fue una bendición. La Sra. Park y su familia disfrutaron la lluvia desde su amplio sofá en el resguardo de su mansión, mientras que el Sr. Kim y la suya sufrieron la inundación del sótano donde habitaban, orillados a resguardarse en la incertidumbre de un albergue.
Mientras un grupo de regios disfrutaba de un pan con café y un buen libro, como pregona la chaviza del internet, otro grupo sufrió los estragos de la tormenta, pues “Beto” no distinguió estratos sociales y sus lluvias, inundaciones y deslaves afectaron diversas zonas del estado por igual.
Por años nos han transmitido la idea de que Monterrey es un desierto, pero de hecho los primeros pobladores de esta ciudad eligieron asentarse aquí por la basta disponibilidad de agua, siendo los ojos de agua de Santa Lucía los más importantes. Así que, aunque hayamos atravesado sequías, nos haya tocado cargar tinas y hayamos recordado a nuestros ancestros vaqueros al momento de la ducha, la zona metropolitana siempre recordará su herencia hídrica, sobre todo en esta temporada de lluvias.
Tenemos una gran red hidrológica
Nuestra ciudad, forma parte de la región hidrológica RH24 “Bravo-Conchos”, que consta de una gran red hidrológica con diversos ríos y arroyos. Así que la extensa cantidad de afluentes a los que estamos expuestos, aunados a las obras civiles que inundan las laderas de los cerros, nos vuelven vulnerables frente a fenómenos naturales.
Un factor determinante para la ocurrencia de riesgos geológicos en el área Metropolitana de Monterrey, son los eventos hidrometeorológicos, como las precipitaciones intensas y constantes por las que atravesamos durante la tormenta tropical Alberto, provocando inestabilidad de laderas, flujos detríticos o caída de bloques masivos de rocas.
De acuerdo con el Servicio Geológico Mexicano, un riesgo geológico se refiere a las condiciones, procesos, fenómenos o eventos que debido a su localización y frecuencia pueden causar heridas, enfermedades o afectar a la vida de seres humanos, además de provocar daños al medio ambiente1.
Por fortuna, en nuestro estado tenemos un Mapa atlas de riesgos2, público y gratuito, donde podemos consultar la red hidrológica del área metropolitana y así enterarse de los ríos y arroyos que pasan cerca de su hogar. En este mapa interactivo también puede usted conocer las planicies de inundación, normalmente asociadas a los ríos principales. Un dato relevante que también se puede consultar es el nivel de riesgo geológico, de alto a bajo, las áreas marcadas como riesgo alto son con las que deberíamos ser más cautelosos ante dichas tormentas.
Sigamos al pendiente
“Beryl” es el primer huracán del año en el Atlántico y comenzó su trayectoria por México en Quintana Roo, Yucatán y Campeche la madrugada del viernes 5 de julio. De acuerdo con datos de la NOAA3, y ha pasado a la categoría de tormenta tropical. Sin embargo, se espera que para hoy domingo 8 y lunes 9 de julio, haya vientos dañinos con fuerza de huracán y marejada ciclónica a lo largo de la costa de Texas.
Si quieren conocer el nivel de las presas lo pueden hacer desde el Sistema Nacional de Información del Agua4. Actualmente a presa de La Boca tiene un llenado de 93%, la presa El cuchillo un 85% y la presa Cerro Prieto tiene un 85%. Así que, después de todo, ¡sí, esa lluvia fue una bendición!
Sigamos atentos al pronóstico para el área metropolitana de Monterrey en esta temporada de lluvias. Frente a fenómenos naturales como las tormentas tropicales “Beryl” y “Beto” lo mejor que podemos hacer es seguir las indicaciones de autoridades oficiales y Protección Civil, nada es más importante que nuestra seguridad.