Conforme se acerca la navidad a Monterrey, los días se han vuelto más helados, las compras en centros comerciales se han masificado y los Team Frío podemos disfrutar de los estrenos más esperados en Netflix. El pasado 11 de diciembre se estrenó la serie Cien años de soledad, en la plataforma ya mencionada, una historia llena de realismo mágico y puesta en tinta por el renombrado escritor Gabriel García Márquez.
Cien años de soledad narra la historia de siete generaciones de la familia Buendía. El patriarca José Arcadio Buendía, al buscar un nuevo destino en conjunto con su esposa, funda el mítico pueblo de Macondo. En este pueblo se desarrolla la historia de al menos siete generaciones de la familia y en el transcurso nos presentan el escenario geográfico-geológico en el que se ubica Macondo. Además, indirectamente se presentan temas de ciencia y avances tecnológicos que se desarrollaban en la “época” del ficticio pueblo de Macondo.
En el libro mencionan que Macondo “se encontraba a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por el lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”. José Arcadio fundó el pueblo en una ciénaga, también llamado pantano, que es una gran masa de agua estancada, vegetación espesa y ríos transcurriendo cerca o en él. Debemos recordar que muchos de los escenarios de este libro están inspirados y reflejados en Colombia, por lo que se presenta la riqueza hídrica de este país. Sin embargo, las tierras regias también son ricas en redes hídricas y no es coincidencia que distintos lugares como “Prados de la Cieneguita” o “Ciénega de Flores” lleven en este nombre, en el área metropolitana también existieron estos humedales.
A la llegada de Melquiades a Macondo, José Arcadio Buendía quedó impresionado por un par de grandes imanes que él portaba, así que con la esperanza de encontrar oro y ver proliferar a Macondo, se los cambió por chivas y así emprendió su búsqueda del oro. Después de dos semanas José Arcadio, en conjunto con otros pobladores, no encontró más que la armadura vieja de un hombre fallecido. Aunque en este fragmento no se habla más del oro, hay que resaltar la riqueza de Colombia. En este país actualmente existe el llamado Cinturón de Oro de Colombia, que une a los municipios de Caramanta, Valparaíso, Támesis, Jericó, Tarso, Pueblorrico, Andes y Jardín, que como su nombre lo indica es una zona minera con interés internacional en el sector aurífero.
Si bien, se trata de una novela ficticia, el ojo de geóloca no deja de observar los detalles geográficos y geológicos de esta historia, como lo es el siguiente fragmento:
Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un temblor misterioso en los encajes de sus pollerines y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse. Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz.
La Cordillera de los Andes, que atraviesa Colombia, es una región tectónicamente activa. Además, sistemas volcánicos como el Nevado del Ruíz, presentan constante actividad sísmica. Sin embargo, ese temblor que siente Amaranta puede interpretarse desde varias perspectivas, tanto simbólicas como emocionales, ya que Gabriel García Márquez utilizó las reacciones físicas de los personajes para reflejar significados más profundos. Además, que puede referirse a un temblor en el entorno o en el cuerpo mismo.
Cien años de soledad sin duda es una joya del realismo mágico, sino también un reflejo de la riqueza geográfica y geológica de Colombia, que sirvieron como inspiración para los escenarios que embellecen a Macondo. La interacción entre lo natural, lo simbólico y lo ficticio permite conectar la narrativa con realidades mágicas.
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