Durante el invierno de 1857, un 8 de marzo, mujeres de Nueva York resultaron muertas o heridas por marchar en contra de la explotación laboral que sufrían por la Compañía Textil de Lower East Side.
Cincuenta años después, esta injusticia desató huelgas de 40 mil obreras textiles por mejores condiciones de trabajo.
Tras estas luchas, la revolucionaria Clara Zetkin, exigió la necesidad de un día internacional de la mujer trabajadora en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, la cual se llevó a cabo el 25 y 27 de agosto de 1910.
Entre los malos tratos de empleo, estaba el encierro para el personal, obligándolos a no salir y cumplir con su jornada laboral.
No pensaron en los riesgos que surgirían, pues el 25 de marzo de 1911, fallecieron 140 personas, de las que en su mayoría fueron mujeres a causa de un incendio en los últimos tres pisos de la empresa textil Triangle Shirtwaist Factory.
Este suceso marcó el inicio para que las mujeres alzaran la voz y defendieran sus derechos; al voto, mejores oportunidades de trabajo e igualdad. De forma que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó desde 1975, el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
La doctora e historiadora, Patricia Galeana, además directora y fundadora del Museo de la Mujer en la Ciudad de México, afirmó que “es absurdo cuando algunas personas nos felicitan porque creen que es como un cumpleaños, o algo por el estilo; es un recuerdo a estas mártires y es hacer consciencia en toda la población, en este caso del mundo, de cómo les ha costado sangre a las mujeres conseguir cada uno de sus derechos”.
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Manifestaciones y logros
El motivo de las manifestaciones se fue transformando a lo largo del tiempo.
Mientras en la Revolución Mexicana, las maestras normalistas como Dolores Jiménez y Muro, organizaron clubes antirreeleccionistas en contra de la dictadura del presidente Porfirio Díaz; en la década de los sesentas, la lucha sufragista y en pro de los derechos civiles y políticos de la mujer, fueron los que contaron con mayor auge.
La doctora Galeana, indicó que la tercera ola del feminismo fueron las protestas relacionadas con la diversidad sexual de la mujer y, la cuarta, es la que sucede en la actualidad, centrándose en los feminicidios, violencia de género, acoso sexual y la despenalización del aborto.
A su vez, Fátima Muciño, quien es historiadora con maestría en Estudios de Género, señaló que “las marchas pueden lograr muchas cosas, a la larga pueden generar ciertos diálogos sobre las problemáticas en las que hay que trabajar”.
Por ejemplo, en los últimos años se implementaron coordinaciones de género en las universidades, se legalizó el aborto en algunos estados del país y la tipificación del feminicidio en el Código Penal Federal, la cual explica las características que diferencian este delito de un homicidio.
El 2019 fue un año en contra de la violencia; se consiguió crear la Alerta de Violencia en Ciudad de México, el Registro de Agresores, la Ley Olimpia y Ley Ingrid.
“Sí se pueden lograr cosas, lamentablemente el actual gobierno ha satanizado a las feministas y, por otra parte, hay grupos de choque que se meten en las marchas para desacreditar al propio movimiento”, comentó la catedrática Galeana.
Medios y sociedad viven en desinformación
Las expertas coinciden en que los medios de comunicación contribuyen a que la sociedad observe despectivamente al movimiento feminista, sobre todo los televisivos, pues omiten juicios y utilizan lenguaje denigrante.
No obstante, la directora Galeana, señaló que no debe generalizarse, dado que aún no existe una política en los medios que regule esta situación.
“Lo que debemos hacer las feministas, es difundir la realidad, la situación, los problemas que existen y tratar que, los medios que tienen mayor difusión, nos ayuden”, comentó.
Pues autoridades como la Iglesia colaboran a minimizar la lucha de las mujeres, puesto que “dicen que el feminismo es un movimiento de disolución social que acaba con la vida y que las feministas somos las culpables de todos los problemas que tiene actualmente la sociedad”.
Además, la historiadora Muciño, sostuvo que como las actitudes de violencia y machismo han sido normalizadas, a las personas se les dificulta conocer otra manera de entender el mundo.
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Hay que ser resilientes
A lo que Muciño le agregó que no se dejen guiar por los miedos, prejuicios y la imagen negativa que se tiene de las marchas feministas, pues gracias a ellas, hoy en día se reconocen los derechos que existen para las mujeres.
“A las mujeres que no se animan a ir, les digo que no tengan miedo, pues es una experiencia que te permite ver que no estás sola en muchas situaciones o conflictos a los que te enfrentas día a día. Vayan con amigas y con grupos con los que se sientan seguras”, dijo.
Y añadió que siempre tengan presente que las mujeres se enfrentan a muchas desigualdades e injusticias y que juntas serán más fuertes.
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