Cada 20 de septiembre desde 1596 se celebra en nuestro estado la fundación de Monterrey, conocida también como “La Sultana del Norte”, “La Capital Industrial de México” o “La Ciudad de las Montañas”. Es por eso, que en esta ocasión recordaremos la riqueza natural que hizo prosperar esta ciudad y ayudó a los primeros regios a sustentar su vida en la Sultana del Norte.
El área donde se ubica Monterrey se caracteriza por estar rodeada de una gran sierra, cerros y valles generados por procesos geológicos como la erosión y los procesos tectónicos. La Sierra Madre Oriental, que forma parte de la ciudad, no solo influyó en el asentamiento humano al ofrecer recursos naturales como agua y materiales de construcción, sino que también creó barreras naturales que protegieron a los primeros colonos.
Las montañas regiomontanas:
- El Cerro de las Mitras guarda en sus entrañas la mina más antigua del Nuevo Reino de León, la Mina de San Antonio, en lo que hoy es San Pedro Garza García.
- El Cerro de la Silla, con su majestuosidad en forma de silla de montar, manantiales e historia geológica se convirtió en el ícono de nuestra ciudad.
- El Cerro del Topo Chico es con lo que se ha edificado nuestra ciudad, que, aunque hoy veamos un cerro “rapado”, las rocas que ahí se extrajeron probablemente se encuentren esparcidas en los techos y paredes de toda nuestra ciudad.
- El Cerro de la Loma Larga ha sido la cuna de los grandes intérpretes de cumbia reconocidos a nivel mundial y los regios conectaron la ciudad el centro-sur de la ciudad con un largo túnel.
- El Cerro del Obispado, invadido norteamericanos en 1846, fue testigo de la toma del puente de la Purísima y de combates de los cuales los mexicanos salieron victoriosos.
Cronistas e historiadores afirman que las primeras etnias que habitaron nuestro territorio fueron nombradas “rayados” por los españoles, pues solían utilizar pinturas de colores en el cuerpo. Era un grupo indígena seminómada dedicado a la caza y pesca, pero las condiciones del clima los obligaban a emigrar. Posteriormente, nuestra ciudad pasó oficialmente por tres fundaciones y como la tercera es la vencida, es con la que nos quedamos.
Fundación
La primera fundación de Monterrey ocurrió en 1577 cuando el sacerdote Alberto del Canto estableció un par de asentamientos poco prósperos. En 1582 ocurrió la segunda, cuando Luis Carvajal y de la Cueva colonizó nuestra ciudad denominándola San Luis Rey de Francia. Finalmente, en 1596 Don Diego de Montemayor la nombró Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, en honor a Galicia Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Virrey de la Nueva España.
El ojo de agua de Santa Lucía fue la cuna de tercera fundación. Este ojo de agua surge en el centro de la ciudad, donde actualmente se encuentra el Obelisco de Juan Ignacio Ramón. Se dice que el agua de este río, que desembocaba en lo que hoy es el paseo Santa Lucía, era cristalina y se encontraba rodeado de flora y fauna.
La fundación de Monterrey está profundamente ligada a su geografía y recursos naturales, que no solo ofrecieron sustento a los primeros habitantes, sino que también moldearon su desarrollo. Los cerros y manantiales fueron clave en el asentamiento y crecimiento de la ciudad, mientras que su historia refleja la resiliencia de los regios a través de sus diversas fundaciones.
Facebook/Instagram/Tiktok: @lageoloca
También te puede interesar: La minería colonial: riqueza mexicana – Identidad NL