Lo tardío
Llamó poderosamente la atención que Club Tigres extendiera por un día más el periodo de renovación de abonos para el ciclo futbolístico 2025-2026. Originalmente programado para concluir el domingo 22 de junio, el plazo se amplió hasta el lunes.
Más que sorprender, la medida genera preocupación: ¿no se vendieron todos los abonos del “Volcán”? No hubo, como en años anteriores, el tradicional mensaje de “¡Gracias afición, abonos agotados!”. Esa ausencia es tan elocuente como la decisión de ampliar la fecha.
Este tipo de maniobras no suelen deberse a unos cuantos abonos rezagados. En el pasado, BoletoMovil ha sido aliado de la directiva para colocar los boletos a buen precio en tiempo récord. Sin embargo, las redes sociales se llenaron esta vez de mensajes como: “Fuera directiva chilanga”, “Fuera Culebro”, “Aumentan precios pero no traen refuerzos”.
El malestar es evidente. En una plaza tan apasionada y exigente como la de Nuevo León, la directiva cometió varios errores, pero uno en particular resalta por ser imperdonable: poner en tela de juicio a su propia afición.
Una medida que aleja
Mauricio Culebro y Mauricio Doehner, actuales cabezas del proyecto felino, han tenido una gestión complicada. El título de 2023 bajo la dirección de Robert Dante Siboldi —a quien despidieron por la puerta de atrás— parece ser su único escudo.
Pero el desacierto más reciente fue imponer una asistencia mínima obligatoria para conservar el derecho a renovar el abono: 12 de 17 partidos de local, es decir, el 70% del torneo.
La exigencia resulta innecesaria y ofensiva. Hablamos de una de las aficiones más fieles del país, que llena el Estadio Universitario cada dos semanas. Si ya se pagó por el abono, ¿qué necesidad había de condicionar su renovación al nivel de asistencia? La medida no solo incomoda, sino que abre una grieta entre el club y su gente.
El espejo de Rayados
Tigres parece repetir el mismo error que cometió Rayados hace algunos años. No se trata del estadio o de los precios, sino de lo futbolístico. Después del campeonato de 2019, Monterrey cayó en una espiral de proyectos fallidos, lo que alejó gradualmente a la afición.
El club albiazul mantuvo precios elevados mientras su rendimiento decaía. Eventualmente redujo el abono a un solo torneo y bajó costos, sin lograr el lleno total.
Hoy, Rayados intenta reconquistar a su afición con figuras como Canales, Oliver Torres, Sergio Ramos y el técnico Dominic Torrent, en vísperas del Mundial de Clubes.
Tigres, en cambio, acumula seis entrenadores en cuatro años. Las salidas polémicas de Cocca y Siboldi, el trato a Paunovic, la alineación indebida… Todos estos errores construyen un camino descendente.
La apuesta más reciente es Guido Pizarro como entrenador, una decisión de alto riesgo: sin experiencia, pero con la camiseta tatuada. Si falla, podría ser el último capítulo de la actual directiva en el club.