Lo bonito
Si bien el Inter tuvo un bajón anímico desde la derrota en la final de Champions y la despedida de su entrenador, con sus individualidades, desde el papel previo es muchísimo mejor que Rayados, por lo que voy a iniciar esta columna con el gran partido del Monterrey.
Muy notoria la jerarquía de los experimentados en Europa, como Sergio Canales, Oliver Torres y el autor del grito de gol para los Rayados, Sergio Canales. Estos tres orquestaron el buen juego que desplegó el equipo donde incluso hasta el criticadísimo Esteban Andrada se vio bien.
El partido finalizó con el Monterrey soportando los embates de los italianos, pero logró un resultado positivo igualando a uno y sumando una unidad contra el rival más complejo del grupo.
Ojalá le jueguen igual al River Plate…
Y ojo, no nos olvidemos del otro equipo mexicano, el Pachuca, que debuta contra los nada fáciles alemanes, RB Salzburg. Ojalá demuestren buen fútbol de la mano del Jimmy Lozano.
Lo agridulce
En esta nueva edición del Mundial de Clubes vemos muchísimos equipos, de todas las confederaciones y demasiados partidos. Incluso algunos que nadie voltea a ver como el de Hulsan Hyundai contra Mamelodi Sundowns.
Pero quiero hacer énfasis en uno: el Bayern Munich contra el Auckland City; este encuentro fue totalmente disparejo y el marcador a favor de los bávaros por 10-0 reflejó lo que les estoy contando.
La historia detrás de este partido es, de cierta forma, muy bonita. El encuentro se dio por algo que es muy común en Europa y en México nos lo han quitado, que son “las oportunidades”.
En países del viejo continente siguen existiendo las copas nacionales, donde equipos de hasta tercera división se enfrentan a los de primera. Por ejemplo, en la Copa Alemana del 2024 el Saarbrucken de tercera categoría eliminó a equipos como el Bayern Munich, el Frankfurt, el Borussia Monchengladbach y llegó hasta semifinales.
En este caso, el Auckland llegó al Mundial de Clubes desde Nueva Zelanda, sus jugadores cuentan con otros trabajos comunes como gerencias y hasta repartidores de empresas grandes como Coca-Cola, se dan el tiempo de entrenar y jugar en su país, y lograron posicionarse en este evento sin precedentes.
Lo malo acá es la desigualdad, misma que se reflejó en el 10-0. Es complicado que se enfrenten un equipo que cuida hasta la alimentación de sus jugadores contra uno en el que sus jugadores tienen que buscar otro trabajo para comer. El partido se torna aburrido, poco atractivo, pero con buena historia.
Seguro veremos otros duelos similares…
Lo malo
Esto de que estén muchos equipos, también es algo negativo. Hablamos de partidos como el de Hulsan Hyundai contra Mamelodi Sundowns, que al final de cuentas capta poco interés, tanto en los estadios estadounidenses como en las pantallas de todo el mundo. El mérito deportivo de estar ahí, nadie se los quita.
Pero veamos partidos un poco más atractivos como el de Al-Ahly contra el Inter de Miami, donde juega Messi y sus amigos, donde los estadios de Estados Unidos no se terminaron por llenar y los pocos o muchos boletos que se lograron vender fueron con un descuento considerable.
La sede es otra complejidad. Un país donde al fútbol le llaman “soccer” y es de muy poco interés, se ha visto reflejado la poca asistencia a los estadios y poca visita de equipos de países que están al otro lado del mundo. Se transmina poca pasión en las calles.
Por si fuera poco, otro punto negativo para la sede es el calor que hace y obliga a equipos poco acostumbrados a realizar pausas a los 20 o 25 minutos para hidratación, algo que hasta ahora no se ve en el fútbol europeo.
Ojalá que el torneo, conforme avance y clasifiquen los “grandes”, se vaya poniendo mucho mejor.