En un mundo donde lo masculino impera en las distintas esferas sociales, Teresa Serrano toma esos símbolos secuestrados por el otro ser y los libera con una mirada profunda hacia el interior utilizando el don de la sensibilidad.
MARCO extiende sus brazos para recibir a la reconocida artista mexicana Teresa Serrano con su puesta Mírame, te veré de vuelta de la mano de Brenda Fernández, curadora de esta nueva exposición que se abre este 25 de octubre al público en general.
A través de diversas disciplinas, la artista rompe con el canon y transforma aquello que por tradición está reservado para el hombre, y lo logra, desde su visión personal que es femenina.
Con más de 40 años de trayectoria, las obras mostradas son solo una parte del catálogo extenso que componen la esencia de su trabajo a través de los años.
La artista recorre una diversidad de temas inherentes a las obras donde el compromiso social por derribar los muros que segregan a la mujer está siempre presente. Lo hace demostrando la flexibilidad conceptual de los elementos que cada pieza ahonda, desde su ángulo materializa colores, figuras, experiencias; sentimientos.
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Muestra en cuatro ejes
Son 4 ejes, como los denomina, los que dividen a esta gran obra: Desplazamientos, Poder, Temor y Obsesiones y, finalmente, Aceptación.
Estas etapas retractan su viaje de vida, desde la infancia, perdida de seres queridos, maternidad, comienzo de su carrera artística cuando migró a Nueva York y sus reflexiones a partir de las experiencias desde su posición como artista consagrada.
Con un sentido nostálgico, abre con algunas obras que retoman los petos que son utilizados en la tauromaquia. Las corridas de toros estuvieron presentes en la infancia de la artista, y éstas, ahogadas en su tradición masculina, son retomadas dando un giro innovador a su entendimiento común.
Teresa acondiciona y moldea las telas gruesas de los petos para hacer una ovación a la naturaleza, la cual nos dice, es femenina.
“Para mí la naturaleza es femenina, crea como nosotras, e hice montañas, ríos… Son montañas de protección, ríos que llevan agua a la gente, son menciones a la naturaleza, y son hechos con la mano masculina”, expresó Serrano.
Asimismo, destacó que las figuras fueron hechas con la ayuda de un hombre que trabajaba haciendo estos protectores.
El uso de la mano de obra masculina para representar lo femenino puede entenderse como un paso para conciliar una relación siempre en conflicto, donde se simula esa necesaria síntesis entre ambas partes para restaurar aquello fisurado.
La expresión del arte en los materiales
La amapola es otro de los símbolos destacables que honra la artista, una inocente flor raptada por el narcotráfico. Debido a sus propiedades, esta institución delictiva ha cambiado su imagen, concediendole así adjetivos solamente negativos.
Teresa las recuerda cuando formaban parte del panorama natural del país, destaca como los poderes políticos y sociales desfiguran a elementos puros como la amapola, oponiendo su fuerza arrasadora sobre la dulzura y humildad de la naturaleza.
Esta meditación es un llamado hacia su apropiación ejercida por los poderes fácticos, y lo hace manejando la pintura, la escultura, el video e incluso el canto.
Hay una conexión comprendida con el entorno natural, desde su reflexión de la creación como una materialización femenina, afirmando la similitud que encuentra con la maternidad.
Así, en el auge del minimalismo durante su estadía en Estados Unidos, este movimiento llenó el corazón y mente de Teresa, y es éste el que inspiró la creación de esculturas que se adueñan de un cuarto completo del museo.
Esta expresión artística se caracteriza por ser geométrica, de materiales como el acero, metal y aluminio que son materiales fríos, con líneas casi perfectas y ángulos filosos.
En esta vertiente del arte destacaron en mayoría hombres. Inspirada por esta vanguardia, Serrano decide responder al minimalismo como mujer.
En cuanto a su acercamiento, utiliza los mismos materiales, pero con formas redondas, donde los ángulos no cortan; le agrega velos, espejos, encajes, elementos nada ordinarios dentro de esta visión.
Estas intervenciones recuerdan a la calidez del cuerpo, los elementos se contraponen a las esculturas frías y son adornadas con estos símbolos corpóreos. El cuerpo es emisor de calor, y este representa la vitalidad, así como la posibilidad de crear una vida.
Los lenguajes del arte
Casi al final del recorrido se expone una de las nuevas obras de la artista, donde demuestra que la edad no es razón para dejar de expresar sí es que se mueve la mano del que crea.
Ella define esta pieza como un jardín imaginario. Son espejos intervenidos y quien lo visite podrá contemplar una distroción en la imagen que reflejan.
“Es un bosque virtual, como todo lo que estamos usando últimamente, que es el celular, la computadora. No vemos una gallina viva, no vemos un árbol en la calle, no nos fijamos ya en lo que sucede, y esto es el resultado de un jardín que no existe…”, indica Serrano.
Los espejos no detallan bien a quien se para frente a ellos, te miras lejos, ajeno.
Los árboles que son pintados sobre la superficie se ven claros, reales, se extienden sobre el espacio que siempre deben de ocupar porque no hay lugar donde la naturaleza no esté presente.
Sin embargo, la intervención de acrílicos comprende su artificialidad ya que están sobrepuestos, son imaginarios, significando la perdida de la sensibilidad humana por esos arcanos verdes los cuales son las columnas que sostienen a todas las vidas.
Es un llamado a subir la mirada de las pantallas adormecedoras y comenzar, otra vez, a honrar a nuestros árboles.
Pulso propio
Todas las obras tienen pulso propio, éstas representan la finitud de corazones existiendo en un mismo espacio, en un mismo organismo. Y es que pareciera que la exposición toma la forma de un ser fantásticamente sensible, quien es femenino.
Ella experimenta latidos simultáneos por medio de un lenguaje latente, pero sí que comunica, vibra a través de su cuerpo. Esto da razón de su condición vital, pues no son obras aisladas entre sí, sino que componen a una materia completamente viva.
Sus palpitaciones retumbaran en los oídos de los espectadores que se aventuren a la experiencia multidisciplinaria de la vida en obras de Teresa Serrano.
La exposición se inaguró al público general este viernes 25 de octubre, que contará con dos recorridos por la apertura, incluidos con la entrada. El primero será a las 16:00 horas y el segundo a las 17:00 horas.
Texto: Jimena Villarreal Mendoza