Esta semana Lizeth Ovalle, integrante de la Asamblea del movimiento Un río en el río, nos comparte la perspectiva de un colectivo ciudadano que se ha convertido en la voz del río contra el proyecto del viaducto elevado de cuota sobre la avenida Morones Prieto.
“Defendemos el Río Santa Catarina para proteger la vida que alberga y los beneficios ambientales que brinda. Nuestro objetivo es lograr su conservación mediante la declaratoria como Área Natural Protegida en modalidad de corredor biológico ripario”, explica Liz Ovalle.
Ripario se refiere a la vegetación y el hábitat que se encuentra a lo largo de los ríos, en este caso del río Santa Catarina.
Esta propuesta nació tras una audiencia pública solicitada en julio de 2023 con las Secretarías de Medio Ambiente y de Movilidad y Planeación Urbana, donde se exigió frenar el desmonte de vegetación en el lecho del río. Como resultado, se iniciaron acciones para encaminar el Estado hacia dicha declaratoria.
¿Qué está en juego con el viaducto?
El viaducto elevado que se pretende construir abarcaría más de 17 km de longitud y seis carriles de cuota, con cerca de 250 columnas de concreto dentro del cauce y a lo largo de las riberas del río. Las organizaciones Un río en el río y Calles de Primer Nivel han alertado sobre los efectos que son adversos e irreversibles que esta obra provocaría.
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Primeramente, comprometería la capacidad hidráulica del río, aumentando el riesgo de inundaciones en los barrios aledaños.
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Segundo, fragmentaría hábitats que funcionan como bosques urbanos, afectando la biodiversidad y dejando desprotegidas a especies enlistadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010.
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Tercero, elevaría los niveles de contaminación (PM2.5, ozono y GEI) al incentivar el uso del automóvil.
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Finalmente, la canalización del drenaje y la impermeabilización de suelos ribereños anularían los servicios ecosistémicos esenciales como la captura de carbono, la regulación térmica y la infiltración del agua.
Ovalle enfatiza que este enfoque “cochista” excluye opciones de transporte público eficiente, rutas ciclables o calles completas. “No alivia la congestión, sino que la reproduce en un nuevo nivel, perpetuando atascos y emisiones contaminantes”, señala, apoyándose en estudios sobre tráfico inducido.
Además, el proyecto se encuentra en una zona de alto riesgo de inundación, según el Atlas de Riesgos estatal, lo que representa un grave riesgo para la seguridad climática de la población.
La respuesta ciudadana
Durante el mes de mayo, el colectivo ha promovido la participación en la Consulta Pública de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). A través de actividades como firmatones, recabaron 5042 firmas físicas, respaldadas por argumentos técnicos:
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La pérdida de vegetación riparia y servicios ecosistémicos clave para la resiliencia climática y el bienestar urbano.
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Las deficiencias en el muestreo de flora, fauna y funga, a pesar de que el cauce alberga más de 850 especies, al menos 10 de ellas protegidas por la NOM-059-SEMARNAT.
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El deterioro en la calidad del aire, dado que la obra incentivaría el uso del automóvil y aumentaría la concentración de contaminantes criterio.
Estas firmas fueron acompañadas por un documento técnico con casi 90 observaciones elaborado por 15 especialistas, así como análisis del Centro para el Futuro de las Ciudades (ITESM) y de la Alianza Mundial de Derecho Ambiental. La exigencia central es que la SEMARNAT “no apruebe el proyecto hasta que se evalúen alternativas de movilidad sostenible y se realice una verdadera consulta pública con información clara y accesible”.
El ecosistema en riesgo
Liz Ovalle detalla que los soportes del viaducto fragmentarían el bosque urbano que regula el microclima, captura carbono y resguarda especies protegidas. La MIA, dice, solo contempló 10 días de muestreo, ignorando la presencia de especies como el castor americano o la tortuga de concha blanda, así como especies de flora y fauna incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010. Tampoco se cuantificaron los metros cuadrados de desmonte ni se establecieron protocolos claros para rescate de fauna o reforestación.
Durante la construcción, advierten, los vertidos de concreto, aceites y sedimentos afectarían la calidad del agua y los hábitats acuáticos, impactando especies de peces y anfibios.
¿Cómo participar en la defensa del río?
“Es fundamental sumar más voces”, afirma Ovalle. El colectivo nos invita a participar en la consulta pública en www.unriosinviaducto.org, donde cada firma cuenta para encontrar soluciones más amigables con el río. Además, nos invitan a explorar el río mediante los recorridos de Conecta con el río, una actividad para conocer a cerca del valor natural y cultural del Santa Catarina.
Un mensaje final
“Defender al río Santa Catarina es también una invitación a redescubrirlo, los animamos a sumarse a las actividades de Conecta con el río, donde podrán conocer de cerca su flora y fauna, su riqueza funga, además de tejer y compartir experiencias con otros ciudadanos. Solo si volvemos a caminar junto al cauce entenderemos realmente el valor de este corredor ecológico, y podremos exigir con más fuerza soluciones urbanas que pongan el bienestar socioambiental por delante del concreto y el automóvil.”
La defensa del Santa Catarina es hoy una defensa del futuro de Monterrey. Una defensa del derecho a vivir en una ciudad más resiliente, más verde y humana.
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