Con menos de un año para que México sea anfitrión de la Copa Mundial de la FIFA, y justo en plena temporada del Mundial de Clubes, me inspiré para escribir esta columna sobre un detalle poco conocido que cambió la forma en que jugamos al fútbol. Me refiero al policloruro de vinilo (PVC), un material derivado de un gas llamado cloruro de vinilo.
El PVC es uno de los plásticos más usados en el mundo y comenzó a producirse comercialmente en los años treinta. Su versatilidad y bajo costo lo han hecho indispensable en productos que van desde tuberías y cables hasta los balones de fútbol modernos.
Antes del PVC, los balones estaban hechos de cuero, un material resistente pero pesado, especialmente cuando se mojaba. Mucho antes, los pueblos prehispánicos mexicanos jugaban con pelotas hechas de hule natural, obtenido del látex de árboles originarios de América.
Con la llegada del PVC en la fabricación de balones, estos se volvieron más ligeros y maniobrables. Esto permitió que la técnica futbolística evolucionara: ahora se puede golpear el balón con el empeine y darle efecto, movimientos que antes eran difíciles con los pesados balones de cuero.
Así, un simple gas y su derivado plástico cambiaron no solo la industria del deporte, sino también el juego mismo. Balones más ligeros, técnicas nuevas y un fútbol más dinámico: el PVC no solo transformó el balón, sino muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. El ingenio detrás de materiales como el PVC sigue revolucionando el mundo, muchas veces sin que nos demos cuenta.
Y recordemos que:
“La tecnología es solo una herramienta. La gente usa las herramientas para mejorar sus vidas.» — Bill Gates
El Ingeniero Regio
Dr. José Rubén Morones Ramírez
- Profesor e Investigador
- Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología (CIByN)
- Facultad de Ciencias Químicas
- Universidad Autónoma de Nuevo León.
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